Encarnando a un Dios contradictorio - Lawrence W. Jaffe
julio 04, 2021En su introducción, Edinger esboza las seis etapas por las que ha pasado la imagen de Dios en la civilización occidental. Las tres primeras etapas las denomina animismo (típico de las sociedades de cazadores y recolectores), matriarcado (típico de las sociedades agrícolas) y politeísmo jerárquico (típico de las sociedades urbanas, por ejemplo, la religión griega y nórdica).
Sus tres últimas etapas, el Monoteísmo Tribal, el Monoteísmo Universal y la etapa en la que ahora entramos, la Individuación, Edinger las ha situado previamente en un contexto ligeramente diferente. En The Creation of Consciousness (Toronto, Inner City Books, 1984, p. 90), y también en The New God-Image, p. 93, Edinger se refirió al teólogo italiano del siglo XII, Joaquim de Flora, que describió las tres etapas de la historia del mundo de la siguiente manera: La Edad de la Ley o del Padre, que correspondería al "Monoteísmo Tribal" o la Dispensación Hebrea, la Edad del Evangelio o del Hijo, que correspondería al "Monoteísmo Universal" o la Dispensación Cristiana, y la Edad de la Contemplación o del Espíritu Santo, que correspondería a la "Individuación" o la Dispensación Psicológica. Las tres primeras etapas del desarrollo religioso podrían caracterizarse con la palabra presagio. En cuanto a las tres últimas etapas, la ley podría ir con el Monoteísmo Tribal, la fe con el Monoteísmo Universal y la experiencia con la etapa de la Individuación. (Imagen de Dios, p. 38)
En la era definida por el Monoteísmo Tribal en la civilización occidental, los israelitas, un colectivo, fueron elegidos y sacrificados por Dios. En la era del Monoteísmo Universal, Jesucristo, un individuo, el hijo de Dios, fue elegido y sacrificado por Dios. En la era de la Individuación, cada individuo es elegido y sacrificado por Dios. Esto significa que quien ya no está contenido en una religión viva, digamos el mito cristiano, puede ahora ser imbuido (por así decirlo) al servicio del Self. Así, lo que antes se proyectaba en Cristo sería ahora llevado por el individuo. Esta obligación religiosa, digamos, puede ser idéntica a nuestra vocación como psicoterapeutas profundos, a saber, facilitar el diálogo entre el ego y el inconsciente y ayudar a otros a hacerlo.
De este modo, Edinger sienta las bases para su tratamiento del tema de la nueva imagen de Dios en las cartas de Jung. El volumen se divide en tres partes: "Premisas epistemológicas", "El Dios paradójico" y "La encarnación continua".
Premisas Epistemologicas
¿Qué queremos decir cuando utilizamos el término imagen de Dios? Nos referimos a lo mismo que cuando hablamos de Dios, salvo que el término imagen de Dios reconoce que todo lo que podemos conocer, psicológicamente hablando, es nuestra idea o imagen de Dios y que no pretendemos hablar del Dios trascendente en su realidad objetiva, que es el objeto de la teología. Para Jung y Edinger la imagen de Dios equivale al Self junguiano. Así, a efectos prácticos, Dios, imagen de Dios y el Self son equivalentes.
La epistemología es el estudio de cómo sabemos lo que creemos saber. Edinger comienza explicando por qué, como psicólogos, no hablamos de Dios sino de la imagen de Dios. Para ello, ofrece un relato agudo y muy legible del pensamiento de Kant tal y como influyó en Jung. Esto se reduce a dos ideas: las formas de percepción y las categorías de la mente.
Las formas de percepción son el espacio y el tiempo, que ingenuamente creemos que son elementos de la realidad externa. Pero, como demostró Kant, "el espacio y el tiempo no existen en el mundo exterior. Son formas de percepción que la mente humana impone al flujo de datos sensoriales para ordenarlo". (Edinger, God-Image, p. 6) Las categorías de la mente incluyen causa y efecto, relación, cantidad y calidad. Estas también son estructuras innatas de la mente que no se dan en la realidad. Según Kant, la naturaleza de la realidad última (por ejemplo, Dios) es incognoscible. Todo lo que podemos conocer es nuestra experiencia de ella (la imagen de Dios). Edinger escribe: "Toda experiencia es una experiencia psicológica subjetiva. Es una experiencia del alma, porque no hay nada más que experimentar que la psique". (God-Image, p.7) Si sólo podemos conocer la psique con certeza, entonces también podríamos seguir la psique. Edinger cita a Jung:
"Me vi abocado a recurrir únicamente a la experiencia. Siempre me rondaba la experiencia de Pablo en el camino de Damasco, y me preguntaba cómo habría sido su destino de no ser por su visión. Sin embargo, esta experiencia le sobrevino mientras seguía ciegamente su propio camino. De joven saqué la conclusión de que, evidentemente, hay que cumplir con el destino para llegar al punto en el que un donum gratiae [don de la gracia] pueda aparecer. Pero estaba lejos de estar seguro, y siempre tenía en mente la posibilidad de que en este camino pudiera acabar en un agujero negro. Me he mantenido fiel a esta actitud durante toda mi vida. De ello se desprende fácilmente el origen de mi psicología: sólo siguiendo mi propio camino, integrando mis capacidades (como Pablo), y creando así una base para mí, podía concedérseme algo o construirse sobre ello, sin importar de dónde viniera, y de lo cual podía estar razonablemente seguro de que no era simplemente una de mis propias capacidades" (Letters, Vol. 2.pp.257)
Este pequeño libro [The New God Image]está realmente repleto de ideas cruciales. Aquí hay otro, sobre un tema algo diferente: La idea de Jung de que el mito es principalmente un fenómeno social:
"Es contado por muchos y escuchado por muchos. Da la experiencia religiosa, en última instancia inimaginable, tiene una imagen, una forma de expresarse, y hace posible la vida en comunidad."
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