Culpa e individualización Lawrence H. Staples.

febrero 14, 2020




 "Un hombre sabio sabrá que es parte de la prudencia enfrentar a cada demandante y pagar cada justa demanda de su tiempo, tus talentos o tu corazón. Siempre paga."
 -Ralph Waldo Emerson[1]


El modelo Junguiano de crecimiento y desarrollo psicológico se llama individuación. Es el proceso por el cual alcanzamos nuestro potencial único como individuo. Todo crecimiento psicológico es difícil y a menudo doloroso. El camino de Jung, sin embargo, lo es especialmente porque requiere que pequemos y nos hagamos culpables. El camino está sembrado de minas de culpa. Debemos pisar muchas de ellas para completar nuestro viaje. La culpa que se encuentra a lo largo de este camino crea una enorme disuasión. La individualización describe el "proceso de crecimiento personal de una persona, de convertirse en sí misma, entera, indivisible y distinta. Los atributos clave que describen el proceso de individuación enfatizan:

 1) el objetivo del proceso es el desarrollo de la personalidad;
 2) presupone e incluye relaciones colectivas (es decir, no se produce en un estado de aislamiento);
 3) implica un grado de oposición a las normas sociales que no tienen validez.

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Cuanto más se haya conformado previamente la vida de una persona individuada por la norma colectiva, mayor será su inmoralidad individual"[2].
Jung, por supuesto, vio claramente el conflicto entre su concepto de desarrollo de la individuación y las costumbres colectivas. Sabía que no podíamos individuarnos sin pecar y sin incurrir en culpa. Explica las consecuencias en un breve pasaje: La individuación y la colectividad son un par de opuestos, dos destinos divergentes. Están relacionados entre sí por la culpa... La individualidad lo separa de la conformidad personal y por lo tanto de la colectividad... Significa pasar a la soledad, al claustro del yo interior...

Como la ruptura de la conformidad personal significa la destrucción de un ideal estético y moral, el primer paso en la individuación es una trágica culpa... La acumulación de la culpa exige la expiación... Cada nuevo paso en la individuación crea una nueva culpa y requiere una nueva expiación.[3] Jung fue claro y enfático en cuanto a que hay un alto y exigente precio de la culpa que hay que pagar cuando uno abandona la vida convencional y recorre el camino de la individuación. No podemos crecer sin sufrir culpa. Es un camino que requiere coraje. Pero Jung también ofreció ideas sobre cómo esta culpa podría ser redimida: La persona que se individualiza... debe ofrecer un pago en lugar de sí mismo, es decir, debe aportar valores, que son un sustituto equivalente a su ausencia en la esfera colectiva y personal. Sin esta producción de valores, la individuación final es inmoral y - más que eso - suicida... La sociedad no sólo tiene un derecho, sino que también tiene el deber de condenar al individuante si no crea valores equivalentes, ya que es un desertor...

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La individuación sigue siendo una pose mientras no se creen valores. El individuo está obligado por las demandas colectivas a adquirir su individuación a costa de un trabajo equivalente para el beneficio de la sociedad[4]. Sólo realizando un equivalente se está exento del camino convencional, colectivo. Una persona [que se individualiza] debe aceptar el desprecio de la sociedad hasta que haya logrado su equivalente.[5] El camino de Jung es esencialmente el Camino Prometeico donde el "pecado" eventualmente lleva a algo bueno para la humanidad. Para lograr nuestro equivalente, tenemos que volvernos hacia el interior del inconsciente. Tenemos que buscar allí lo que necesita ser desarrollado dentro de nosotros mismos para convertirnos en las personas completas que estamos llamados a ser. Sólo entonces tenemos la capacidad de devolver lo máximo que somos capaces de dar. (sólo tenemos lo que damos)6 Una idea similar se presenta en La República de Platón, en la alegoría de la cueva, donde el rey filósofo va a la cueva, el equivalente simbólico del inconsciente, y regresa para dar a su sociedad la sabiduría y las formas fundamentales que subyacen a la vida que encontró allí. Una analogía son las búsquedas de visión de los chamanes y curanderos de los nativos americanos y otras sociedades tribales primitivas, que entran en el mundo del inconsciente y traen de vuelta conocimientos y habilidades que benefician a su pueblo. En la mitología griega, Prometeo se fue lejos a donde vivían los dioses, robó el fuego y lo trajo de vuelta. Ofendió a los dioses e incurrió en culpa y castigo por su acción. Pero su acto culpable trajo un gran beneficio a la humanidad.


[1] Ralph Waldo Emerson expressed similar ideas in his essay, “Compensation.” He writes, “A wise man will know it is the part of prudence to face every claimant and pay every just demand on your time, your talents, or your heart. Always pay.”(Emerson, Ralph Waldo, Essays, New York, Houghton Mifflin Co., 1883)
[2] A Critical Dictionary of Jungian Analysis, Andrew Samuels, Bani Shorter, and Fred Plaut, Routledge& Kegan Paul, London and New York, p. 76.
[3] Jung, C.G., Collected Works, vol. 18, pars. 1094–1099. 
[4] Emerson, “Compensation.”
[5] Jung, C.G., Collected Works, vol. 18, pars. 1094–1099. [6]Edinger-The-Bible-and-the-psyche

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